A principios de los 90, José Ramón de la Morena se convierte en la nueva sensación radiofónica deportiva. Poco a poco, va pisando el terreno del imbatible José María García y atrayendo a un público más joven. Esta rivalidad entre Supergarcía y El Larguero pronto se convierte en un duelo personal en el que los insultos están a la orden del día y que polarizó a grupos mediáticos, deportistas y políticos. Esta batalla, la desaparición de su amigo el periodista Antonio Herrero y su mala relación con el entonces presidente del Gobierno José María Aznar parecen marcar el principio del fin.